"Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor,
la electricidad y la energía atómica: la voluntad"
Albert Einstein
La voluntad puede ser vista desde distintas perspectivas, pero siempre tiene un mismo fin: obtener lo que uno se propone.
El Camino de Santiago es un claro reflejo del camino de la vida. Cuando el ser humano se define a sí mismo tiene la posibilidad de plantearse sueños y la voluntad se encarga de cristalizarlos; se encuentra la fuerza para actuar y lograr lo que uno quiere.
Al comenzar el Camino la meta final es llegar a Santiago de Compostela; suena sencillo, pero desde el primer paso te encuentras con dificultades de todo tipo: físicas, mentales, espirituales. Y ahí es donde empieza el trabajo duro, ahí es donde la voluntad hace su aparición estelar, para hacer lo que hay que hacer, sin dejar que las adversidades te debiliten. Es una fuerza que surge desde las profundidades de tu interior, muchas veces desconocida, que te mueve a dar el siguiente paso. Y con cada paso la voluntad se va cultivando, transformándose en una fuerza cada vez más grande, que permite, con determinación, vencer los miedos, incluso los más oscuros.
Así en la vida se deben enfrentar obstáculos, ya sean impuestos por uno mismo, o por el ambiente; con falta de voluntad es muy fácil ceder ante ellos y perder el rumbo. Está permitido tropezar, pero si se tiene voluntad uno se levanta y sigue caminando; así es como la voluntad se manifiesta: "haciendo".
Es la voluntad la que te hace traspasar montañas, atravesar tempestades, enfrentarse con mareas y encontrar de nuevo la luz. Desde antes de comenzar el Camino de Santiago entré en una rutina de preparación para soportar los veintipico de kilómetros diarios de caminata, pero ¿cómo se puede estar preparado para enfrentar lo desconocido? Puedo decir con orgullo que este peregrinaje me hizo traspasar muchas barreras, sobre todo mentales; al segundo día ya tenía ampollas en los dos pies y una uña enterrada en uno de los dedos gordos, lo que provocó que mi paso se hiciera lento y se fue desarrollando un dolor intenso en el arco y empeine del pie izquierdo; los impedimentos del dolor tuvieron que pasar a segundo término, había que seguir adelante. Durante cinco días consecutivos tuve que subir y bajar por cañadas empinadas, lodosas, con piedras y ramas espinosas con mochila a cuestas, así que el vértigo, heredado de mi madre, tuvo que pasar también a segundo término. Las relaciones afectivas constituyeron por su parte un reto: se debe desarrollar la paciencia y la tolerancia para que el amor no pase a segundo término.
La voluntad va más allá del plano físico, pertenece al ente espiritual que hace posible moverse de un punto inicial al punto deseado; es una vibración sutil, pero poderosa, que nos lleva, paso a paso, a recorrer el camino hacia el interior. Igual es la voluntad para ser feliz.
A cada causa le corresponde un efecto, a cada acción una reacción; desde que tus pies comienzan a sentirse cerca de la meta final, la satisfacción va recorriendo todo el cuerpo, se cuela entre la piel hasta llegar al corazón, triunfante y rebosante de felicidad por lograr lo propuesto, por haberse vencido a sí mismo, por haber traspasado fronteras y culminar un camino de vida. Un camino hacia el interior.