Dejamos atrás la ciudad pija (fresa) de Gijón, para atravesar fabricas y una montaña de 200 metros de altura.
Hoy fue un comienzo difícil, no tanto por las dificultades físicas, si no por las anímicas. Pero después de 100 metros de subida, encontramos una pequeña caseta que montó Doña Alondra para los peregrinos, con agua fresca, frutos secos, caramelos y una libreta para dejarle algún recadito; además de ser un acto caritativo, es una doble transferencia, pues ella piensa en nosotros, y nosotros pensamos en ella.
Después de 10 kilómetros de camino por carretera y fabricas, logramos llegar al albergue, donde por primera vez nos topamos con mas de cinco peregrinos, al parecer de aquí en adelante estará mas poblado el asunk. Al parecer la crema antibiótica que me recetaron en la farmacia por fin esta haciendo efecto así que la infección del dedo va mejorando. Viento en popa.
Y como regalo del día, en la calle principal de Avilés, un acordeonista musicalizando el aire.
Reflexiones del día:
- Al mal tiempo, buena cara.
- No te lastimes a ti, ni al prójimo, ni al entorno.
- Fíjate por donde pisas
Woooow Bien por ti y por Doña Alondra
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