Parece que además de ir acumulando peso en la mochila, se va acumulando el cansancio también. Llevamos casi la mitad del recorrido y cada vez cuesta mas llegar al destino, pero seguimos en pie. Después de comenzar con una bajada bastante empinada entre piedras y ramas, nos dejamos seducir por la posibilidad de cortar camino y nos subimos a un puente de la carretera. Después nos enteramos que eso esta prohibido, cometimos una infracción peatonal pero bien valió la pena.
La infección del dedo ya mejoró bastante, pero ahora llevo tres días con una urticaria insoportable en los brazos, debido a los senderos cerrados por maleza. Además de tener una piel muy sensible, he llegado a la conclusión que la vida en la ciudad te te debilita mucho, en todos los sentidos, físicamente, anímicamente, espiritualmente. Y si uno se deja arrastrar por ese estilo de vida, al rato esta perdido. Suerte que he forjado un carácter adaptable.
El Camino te devuelve la tolerancia, a pesar de las condiciones, uno va aprendiendo a ser tolerante consigo mismo, con el otro, y con el ambiente, se van buscando formas para sobrepasar las dificultades.
Así como en el camino de la vida, habrá momentos en que se tenga que pasar por caminos estrechos, dolorosos, e incluso peligrosos, es cuestión de buscarle el sentido de transitar por ahí y llegar a un nuevo camino, donde brille el sol.
Reflexiones del día:
- Practica la tolerancia, te llevará por caminos fructíferos.
- Lo importante no es llegar, lo importante es cada paso que das.
- No te dejes vencer por el cansancio.
- Las subidas son cansadas y tardadas, las bajadas son dolorosas y rápidas. Es mejor viajar ligero.
Muy ciertos tus aprendizajes...
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